Tras cruzar la puerta de la oficina de Tomás Angulo lo primero que uno observa es la fotografía de unos niños. Son sus hijos. Un niño y una niña, eternizados en una imagen donde la sonrisa se dibuja en sus rostros. Fue por ellos que Tomás inició una lucha que tuvo un final feliz para él y que pronto podría tenerla para muchos otros padres que aún no pueden ver a sus hijos. La ley de Tenencia compartida se encuentra en el Congreso de la Republica, su promulgación sería un triunfo para la Asociación Civil Papas por Siempre. Tomás Angulo está seguro que pronto todo el esfuerzo será recompensado.
Lágrimas de hombre
Hoy Tomás, es una activista de la lucha por el reconocimiento de los padres que buscan las custodia de sus hijos. Ha contado su historia en programas televisivos nacionales e internacionales, y dado charlas de terapias familiares para padres y madres que están al borde de la separación. Escribe artículos en revistas y periódicos de circulación nacional. En su oficina, ubicada en el distrito de San Isidro, una serie de libros en completo orden son la mejor muestra de los conocimientos que adquiere día a día. Hoy parece irle todo bien, tiene una familia unida, una asociación a la cual parece llegarle la mejor noticia en cuestión de semana: Aprobación de la ley de tenencia compartida.
Sin embargo alguna vez la desesperación entró en su vida. Era el año 2002 y el amor acababa, entonces junto con su esposa decidieron que el camino del divorcio era el más adecuado. Luego de la separación quiso visitar a sus hijos diariamente, su esposa se lo negó. Le dijo que solo podía hacerlo los domingos. Él intento explicarle que la separación no implicaba dejar de lado a sus hijos. Ella no quiso escucharlo. Al principio apeló a la sensibilidad de su ex pareja. Le suplicó. Le imploró. Todo fue en vano.
“Consulté con un abogado. El abogado me dijo que cuando hay divorcio las mujeres se quedan con sus hijos. Era injusto, el abogado habló con ella. Ella le dijo que no. Otro abogado me dijo lo mismo. Mis padres me dijeron que los olvide. Una abogada mujer, más sensible, me dijo que ella está dolida, no quiere que veas a tus hijos, le dije que ella era quien tomó la decisión de divorciarse. Pasaban los meses. Me deprimía más y más.
Una esperanza
El dolor lo aquejaba. No podía aceptar que la legislación peruana estaba en su contra. Empezaron las lágrimas, las noches sin dormir. Los meses seguían. Cinco, seis. Su trabajo en una clínica limeña peligraba, si antes tenía diez pacientes diarios, el número decrecía: cuatro, cinco. Así que buscó a un terapeuta, amigo suyo, quién con una frase le devolvió la esperanza: Los papás son para siempre, lucha por lo que quieres.
Aquella noche llegó a su habitación y destrozó todo lo que encontró a su paso. Desfogó toda la impotencia que llevaba consigo. Y lloró. Casi sin fuerzas prendió su computadora y con los dedos temblorosos tecleó en el buscador: papas para siempre. Una serie de enlaces lo llevó a encontrar la película de Robbie Williams, la vio y lloró una vez más. Continuó con su búsqueda y dio con la fundación chilena Para por Siempre de George Brito. Le escribió aquella noche, pidiéndole un consejo, aunque no contaba con mucho dinero, quería formar una asociación como la de George.
La oportunidad
Dos días después mientras daba de alta a un paciente una oportunidad inmejorable le abría las puertas. Tomás Angulo escribía artículos en una revista local, ello le interesó a la esposa del paciente rehabilitado, quien lo felicito. De pronto su paciente le dijo que podía escribir en su periódico. Tomás le pregunto ¿cuál? El Comercio, respondió. Claro, acepto.
No había porque dudar, escribiría sobre los padres que no pueden ver a sus hijos. ¿Dónde estás papá?, Cuando mamá no puede reemplazar a papá, Adiós papá, los hombres también lloran, ¿Quién piensa en los niños?, fueron los títulos de los artículos que todos los domingos eran publicados en la sección Hogar de El Comercio. A la tercera semana puso un correo, los mensaje llegaron rápidamente, una semana después los mensajes llegaron a 100. Puso un teléfono, las llamadas eran de padres, hombres que habían perdido la custodia de sus hijos. Todos agradecidos, emocionados de saber que existía una voz de lucha a la que podían adherirse.
La historia siguió su curso. En los siguientes artículos pongo una dirección y recibía gente, nos íbamos a comer por allí. Empecé a seleccionar hombres inteligentes y sensibles, había celosos, de todo. Nos reunimos en las noches, nos escuchábamos los casos. Seleccione tres casos, más sensibles e impresionantes, tres condiciones sociales. Me llaman del canal 4, me dice que querían hacernos un reportaje. Nos graban, lo pasan al siguiente domingo.
El principio de la felicidad
Allí empezó Papas para siempre. Crearon un correo sencillo y se presentaron como una asociación. Aunque luego de un mes recién se formalizaron. Era 2003. Tomás Angulo empezó a defender la causa de los padres en los distintos medios de comunicación. Hasta que un día una llamada lo despertó. Hola, soy Lorenzo Souza de Barbieri, puedo ayudarte, tenemos que vernos. Tomás creyó que sería una de las tantas personas que lo llamaban para expresarle sus agradecimientos y un apoyo moral. Se equivocó
Lorenzo de Souza era un empresario exitoso, con numerosas propiedades en Lima y provincias. Que necesitan. No puedo ver a mi hija, así tenga plata no puedo ver a mi hija. Vayan a mis oficinas y quédense el tiempo que quieran, computadoras, todo lo que necesiten puedo dárselos. Que necesitan. Lorenzo les ofrecía un apoyo esencial, que a la postre sería muy beneficioso para la asociación. Constituyeron las asociación con aquel apoyo, las reuniones se prolongaban en las noches con una numerosa asistencia de hombres que buscaban ayuda.
Posteriormente Tomás Angulo llegó a la Televisión en el canal del Estado Salía dos veces por semana. Doce minutos a la semana. Todos estábamos Contentos. Luego Salí en Telemundo, Televisa. He dictado conferencias. He hablado sobre mi experiencia de padre, una plegaria mía ha recorrido la Web mundial. Creo que mi lucha no será en vano, la ley de Tenencia compartida ya esta discutiéndose en el Congreso.
Tomás se refiere a una plegaria que escribió en esos momentos de tristeza que lo golpeaban a diario. Unas líneas llenas de fuerza que expresa la lucha que inició en el 2003.
La separación es un dolor. La lealtad acaba cuando el amor desaparece. Los niños se adaptan a la separación, pero la herida nunca cicatriza. Tomás lo sabe, por eso no se ha separado de sus hijos, vive con ellos. Él es un papa para siempre.
Asociación Peruana de Familias PAPÁS PARA SIEMPRE