lunes, 28 de septiembre de 2009

Síndrome de Alienación Parental

Se denomina síndrome de alienación parental, conocido internacionalmente por sus siglas en inglés, (PAS Parental Alienation Syndrome) al conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de sus hijos con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con lo que se esperaría de su condición. El término fue propuesto por el doctor en Psiquiatría Richard A. Gardner en 1985, como consecuencia del estudio que realizó en casos de divorcios conflictivos o destructivos. Con posterioridad, se han sucedido varios estudios que han intentado comprobar la universalidad de los comportamientos descritos en diversos países donde existe el divorcio.

Se debe destacar, no obstante, que la existencia de este síndrome se encuentra actualmente cuestionada por algunos profesionales del área: de hecho, la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psicología, las dos instituciones más importantes del mundo en términos de salud y trastornos mentales, aún no reconocen su existencia a pesar de las múltiples publicaciones científicas al respecto Pero se estima que lo harán en un tiempo próximo. Recientemente, la Coordinadora de Psicología Jurídica del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos de España ha emitido un comunicado apoyando su uso en la práctica judicial y terapéutica.

Características básicas
Habitualmente es un fenómeno desencadenado por uno de los progenitores respecto al otro; del mismo modo que no necesariamente se desencadena por divorcio o separación, también puede ser provocado por una persona distinta del custodio del menor (nueva pareja, abuelos, tíos, etc.) ; también se han observado casos dentro de parejas que mantienen su vínculo, aunque son menos frecuentes.
Gardner distingue tres grados de SAP: leve, moderado y agudo, aconsejando diversas formas de actuación para cada uno de ellos y destacando la importancia de distinguir en qué caso se está actuando.
Actualmente existe mucha información sobre este fenómeno, lo cual ha creado legislación sobre la materia en diversos países, siendo incluido en los Códigos Civiles de diversos estados de EE. UU. y México. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo lo recoge igualmente en diversas sentencias sobre temas de familia.
Es característico que los hijos estén involucrados en el proceso de deterioro, hecho que logra provocar el progenitor alienador mediante un mensaje y un programa constituyendo lo que normalmente se denomina "lavado de cerebro". Los hijos que sufren este síndrome, desarrollan un odio patológico e injustificado hacia el progenitor alienado que tiene consecuencias devastadoras en el desarrollo físico y psicológico de éstos. Consecuentemente el síndrome afecta también a familiares del progenitor alienado como son: abuelos, tíos, primos, etc.
Otras veces, sin llegar a sentir odio, el PAS provoca en el niño/a un deterioro de la imagen que tiene del parental alienado, resultando de mucho menos valor sentimental o social que la que cualquier niño tiene y necesita de sus progenitores: "el niño/a no se siente orgulloso de su padre/madre como los demás niños". Esta forma más sutil, que se servirá de la omisión-negación de todo lo referente a la persona alienada, no producirá daños físicos en los menores, pero sí en su desarrollo psicológico a largo plazo, cuando en la edad adulta ejerzan su papel de progenitores. El síndrome de alienación parental está considerado como una forma de maltrato infantil.

Existen antecedentes en los que la justicia ha actuado penalmente contra dicho maltrato, que generalmente es causado por madres separadas movidas por el despecho o venganza hacia el otro progenitor. Sin embargo existe todavía una gran resistencia a tomar medidas impopulares por parte de los jueces en parte por la visión tradicional y sexista de que la madre garantiza siempre una mejor educación y en parte por la presión mediática que puede ver en decisiones en contra de los progenitores femeninos una discriminación sexista. Por otra parte, la resistencia de muchos profesionales se explica por los casos de maltrato (incluyendo casos de abusos sexuales) en los que judicialmente se ha alegado PAS para desacreditar el testimonio de la madre y de sus hijos víctimas de abusos. Por esta razón, el diagnóstico diferencial del Sindrome de Alienación Parental requiere que no exista maltrato previo, psicológico o físico, a la madre y los hijos, por parte del progenitor alienado
Signos de alerta
Según especialistas en la materia, algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas de aplicación del Síndrome de Alienación Parental son los siguientes:
}Impedimento por parte de uno de los progenitores a que el otro progenitor ejerza el derecho de convivencia con sus hijos (Sufrido principalmente por los padres a los que sus antiguas compañeras no les pemiten ver a sus hijos).
}Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia del hijo, aludiendo cuestiones de pareja que no tienen nada que ver con el vínculo parental.

}Implicar al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge.

}Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.

}Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor (basta con que los niños vean que esa actitud hace feliz a la madre o al padre, para ofrecer su dolor y así reconfortar al adulto alienador).

}Influir en los niños con mentiras sobre el otro llegando a asustarlos.

En los niños se puede detectar cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su edad o llegando incluso a recordar y mencionar situaciones que no han sucedido.
Consecuencias sobre los niños y padres alienados

Los niños que sufren este maltrato quedan totalmente indefensos e incapacitados para ayudarse a sí mismos. Sólo pueden esperar que los adultos lleguen a resolver el problema para liberarse de esta pesadilla. Si el problema entre los adultos no se resuelve, el niño queda abandonado y crece con pensamientos disfuncionales. No es únicamente cuestión de que el niño pueda no llegar jamás a establecer relaciones positivas con el padre/madre alejado, sino que sus propios procesos de razonamiento han sido interrumpidos, coaccionados y dirigidos hacia patrones patológicos.

Los menores que sufren esto, relacionan sus frustraciones con los pensamientos o recuerdos asociados al progenitor alienado, y por tanto desarrollan conforme van creciendo, una tendencia a proyectar toda su negatividad psicológica sobre la imagen que tienen de tal progenitor, lo que termina por destruir tal imagen y a la larga la relación. Para ello, el progenitor alienante, saca a colación la persona del alienado, sólo en los momentos en que el menor sufre alguna frustración; lo hacen sistemáticamente, es decir, en todas las ocasiones posibles antes explicadas, al tiempo que omiten toda referencia a la misma persona, sistemáticamente en todos los momentos en que el niño esté de buen ánimo.
Esta polarización de frustraciones que asocia toda la negatividad mental del menor con su progenitor alienado o su imagen, es dirigida por manipulación consciente del alienante, sirviéndose de su prevalencia sobre el niño/niña. Este no podrá comprender esta circunstancia, ni llegará a racionalizarla para superarlo o no actuar bajo su influjo, ni llegará a ver clara su trascendencia biográfica, aunque se le explicase y demostrase con hechos, datos, y con razonamientos objetivos y lógicos, incluso por terceras personas imparciales, hasta una edad adulta muy avanzada. Se ha aceptado ampliamente que los patrones de maltrato o abuso físico no podrán ser desarraigados hasta que el sujeto no realice una elección consciente. Así encontramos que los patrones de abuso emocional y psicológico seran transmitidos también de una generación a otra.
Los padres y madres que, literalmente, han perdido a sus hijos/as en los casos más severos del síndrome, sienten como si éstos hubieran muerto. El progenitor se resiente por la pérdida de sus seres queridos. Si los tribunales de justicia no intervienen, las madres y padres alienados no tienen ninguna oportunidad, pero siguen amando y recordando, desde la distancia, a sus hijos. El progenitor alienado compara su pesar al producido por la muerte de un hijo/a. La única esperanza es que algún día, alguien, se acerque a sus hijos y les explique lo patológico de lo sucedido y que los niños, voluntariamente, comiencen a reconstruir una relación con su padre/madre perdido.
Lavado de cerebro, programación mental, manipulación, cualquiera de éstos términos con el cual se llamase a este proceso, es destructivo para el niño y para el padre/madre alienado/a. Ninguno de los dos podrá ser capaz de llevar una vida normal y saludable a menos que el maltrato sea interrumpido, y se instaure un proceso de rehabilitación efectivo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

La agresión es tan agradable como el sexo, la comida o las drogas

La agresividad es al cerebro, una recompensa tan buena como pueden serlo el sexo, la comida o las drogas, de acuerdo con investigadores de la Universidad de Vanderbilt (Estados Unidos). Y es por eso que el ser humano sería tan propenso a pelear y a sentirse atraido por los deportes violentos, como el boxeo o el football americano.

"La agresión se da entre prácticamente todos los vertebrados y es necesaria para conseguir y mantener recursos tan importantes como las parejas, el territorio y la comida", explica Craig Kennedy, profesor de educación especial y pediatría, y uno de los autores de la investigación.

"En relación a esto, hemos hallado que cuando hay un suceso agresivo, el cerebro actúa por medio de la 'vía de recompensa', y que está involucrada una sustancia denominada dopamina."

"Ya sabíamos que el organismo produce dopamina en respuesta a estímulos gratificantes, como la ingesta de comida, el sexo y el uso de drogas -dice a su turno Maria Couppis, directora del estudio-. Lo que hemos encontrado ahora es que también sirve como refuerzo positivo de la agresión."

Algo a aclarar es que estos sondeos se hicieron con animales de laboratorio, y no con seres humanos. De hecho, los investigadores utilizaron para sus experimentos una pareja de ratones, macho y hembra, que estuvieron dentro de una jaula, y cinco ratones intrusos que fueron mantenidos en otra separada.

La hembra fue retirada de la jaula en forma temporal, mientras que en lugar se colocó a un ratón intruso. Esto dio, inmediatamente, origen a una respuesta agresiva por parte del ratón macho de la casa. El comportamiento agresivo de este último se manifestó en forma de latigazos con la cola, postura de vigilancia, boxeo y mordidas.

El ratón dueño de casa fue entrenado por los investigadores para que asomaran un blanco con la nariz, con lo cual conseguían hacer volver al intruso, momento en el que nuevamente actuaban de manera agresiva hacia él.

El dueño de casa se dedicó consistentemente a dar en el blanco, al menos una vez por día, con lo cual los investigadores consideraron que vivió el encuentro agresivo con el intruso como una recompensa.

Después de unos días, la pareja de ratones fue tratada con un fármaco que reprimió sus receptores dopaminérgicos, mientras que al mismo tiempo se redujo la frecuencia con la que se instigó la entrada del intruso.

Estos experimentos de Vanderbilt son los primeros que demuestran una relación entre el comportamiento y la actividad de los receptores de dopamina en respuesta a un caso de agresión.


"De estos estudios hemos aprendido que algunas personas con predisposición buscarán intencionalmente un encuentro agresivo, únicamente porque la experiencia le brinda una sensación grata -comentó Kennedy-. Esto demuestra por primera vez que la agresión, de por sí, es motivadora, y que el conocido refuerzo positivo de la la dopamina desempeña un papel fundamental."

Tomado de Neomundo
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martes, 15 de septiembre de 2009

Estilos educativos en la familia

Según la psicoterapeuta Ludgarda Domínguez, el estilo Educativo es la forma reiterada y dominante de establecer relaciones y resolver conflictos entre padres e hijos. Se plasma en pensamientos, actos y acciones respecto a los hijos.

El estilo educativo nunca es puro, aunque habrá uno dominante. Siempre hay dos dimensiones:
1.Apoyo, Afecto, Aceptación
2.Grado de intensidad del "intento de influir" en la conducta del hijo (no siempre conseguido).

Cada familia tiene un estilo diferente de educar según:
El temperamento de los padres (nerviosos, tranquilos...)
La propia experiencia de cómo fue educado por sus padres.
La moda educativa, las ideas que circulan sobre aspectos educativos (de "porque me debes un respeto" a "quiero ser amigo de mi hijo").
Aunque no hay tipos puros, conviene pensar hacia qué tipo de padres tendemos y los peligros que esto conlleva en los hijos:


Qué hacer
Tender al máximo afecto.
Aceptar al hijo tal cual con sus cualidades y defectos.
Valorar lo positivo.
Hacer salir sus capacidades.
Hacerle ver que es digno de confianza.


Y en cuanto a la dirección:
Irla adecuando a la edad (a un bebé se le enseña a nadar pero no puedo ir con mi hija de 15 años por si se cae).
Explicándole el porqué de las normas y cumpliéndolas los demás de casa.
Dándole responsabilidades adecuadas a su edad, y algo más de libertad de la que es capaz de usar para que pueda ejercitarse.


Tipos de estilos:


Autoritario:
+Máximo control / mínimo afecto. Los padres como definidores únicos de las necesidades de los hijos "porque te lo digo yo".
+Seguimiento de normas tosco pero intenso, cumplimiento inmediato de la demanda "Ahora mismo haces..." El 60% de los comentarios a los hijos es para darles órdenes.
+Uso frecuente de castigos físicos, verbales o reprimenda desaprobatoria "ya estás siendo... como siempre" y privaciones de privilegios, recompensas e incluso del amor.
+Generalmente los padres tienen escasos recursos emocionales, gran dificultad para controlar los sentimientos de enfado o desaprobación hacia el hijo y lo sacan de forma impulsiva hacia el hijo, lo que dificulta la comunicación.
+Carencia de habilidades negociadoras, comunicación unidireccional padres-hijos y ausencia de diálogo.
+Falta de control de sentimientos, de situaciones.
+Ignora lo normal / Controla lo excepcional / Castiga el mínimo error.


Evitativo:
+Se deja que el hijo aprenda por sí mismos, "el aprenderá con el tiempo", gran tolerancia hacia los errores ya sean leves o graves "un error lo tiene cualquiera" "ya lo hará el profesor".
+Se evitan conflictos, consintiendo para no enfrentarse. No hay seguimiento.
+Más negativo cuando no hay afecto.
+Ausencia de normas, apoyo y seguimiento de los hijos. Los padres invierten en los hijos el menor tiempo posible.
+Delegación en otros de las pautas educativas (Educadores, profesores, vecinos).
+Indiferencia hacia actitudes positivas / negativas de los hijos, con permisividad y pasividad "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio" aunque aparecen estallidos ocasionales de ira cuando los hijos se pasan demasiado.
+No se ofrece modelo de referencia.


Asertivo:
+Máximo afecto/control adecuado a la edad.

+Sensibilidad hacia las necesidades del hijo y su aceptación como ser diferenciado y único (Aceptación incondicional).
+Normas claras, con firme seguimiento mediante el uso de mandatos, refuerzos positivos y si es necesario de castigos.
+Estimulación de la independencia de los hijos con responsabilidad y libertad adecuada a la edad.
+Comunicación abierta y bidireccional padres/hijos.
+Se fomenta un proceso de control externo (normas) control interno (valores interiorizados) que él vaya asumiendo.
+En el asertivo se sabe con antelación las consecuencias del cumplimiento o no de las normas y eso no depende del estado de ánimo de los padres sino de lo hablado previamente. Se valora lo normal, se refuerza lo bien hecho, se destaca lo excepcional, se ignoran las pequeñas desviaciones (como propias del aprendizaje) y se corrigen las grandes.


Sobreprotector:-
+No afecto real para algunos / control afectivo psicológico. Pueden ser padres que conceden a los hijos todo lo que piden, el afecto es mínimo porque en realidad no quieren a su hijo sino a sí mismos.

+Puede convertirse en el evitativo si los padres permiten cualquier cosa siempre y cuando se mantenga el hijo cerca.
+Intentan controlar a los hijos por medio del afecto chantaje emocional "Tú haz lo que quieras, que yo me quedaré en casa, sola, esperándote despierta...".
+Límites difusos entre roles pareja/hijo con mucha alianza madre/hijo generalmente con padre autoritario desplazado al que se ocultan cosas.
+Se da todo al hijo aquí y ahora, no pueden soportar la frustración del hijo y se adelantan incluso a las consecuencias.


Según Castells los padres no quieren que sus hijos sufran lo que ellos pasaron a nivel educativo o ecocómico, niños enfermos, ante rupturas de pareja, por sentimientos de culpa o por pasar menos tiempo con el hijo (porque los dos padres trabajan); otros padres con carencias afectivas (por ejemplo de pareja) que refuerzan el lazo con el hijo.


El sobreprotector se hace responsable de los problemas de los hijos, se sienten muy culpables poniendo normas y por tanto no las ponen o no las exigen y si el hijo no lo cumple se le chantajea emocionalmente o se culpa al exterior con tal de no responsabilizar al hijo.


Esto puede ser debido a:
Los padres no se entienden entre sí y se consagran al hijo.
El niño ha padecido o padece alguna enfermedad que requiere cuidados.
Puede ser un hijo no deseado, lo que engendra culpabilidad que se acalla mediante el "exceso de amor".
El padre o madre, inmaduros tiene necesidad de que su hijo le necesite y se las arregla para hacerlo depender de él en todo.


Consecuencias en los hijos de los diversos estilos.

Autoritario:
+Puede que los hijos destaquen académicamente y puedan acartar muy bien las normas (o pueden rebelarse).
+Se sienten culpables ante no poder cumplir todas las expectativas de los padres, volviéndose resignados, o escapan ante ello (huídas), o tienen "máscara" actuando de una manera u otra según estén presentes o no sus padres.
+Muy rígidos y dificultad de cambiar planes...
+Poco autoconcepto y autonomía personal.
+Alto autocontrol pero desde fuera (modelo guardia de tráfico y en su presencia respeto las normas.


A corto plazo es socializador pero a la larga:


Tiende a sentir rencor, angustia, culpabilidad y a escapar de todo ello.
Suelen ser agresivos, si la descargan sobre síse muestran huraños, culpables de no se sabe qué, se minusvaloran, son propensos a enfermedades psicosomáticas, úlceras, fobias, terrores nocturnos, están enfermos aunque parezcan "modositos". Si la descargan sobre otros pegan al pequeño al que culpan de la falta de afecto de los padres para con él, en la escuela, rompiendo cosas... Y al ser así los demás se distancian más de ellos, se sienten menos queridos y aumenta su agresividad = círculo vicioso.


Evitativo:
+Inestabilidad, falta de equilibrio personal al no incorporar normas.
+Inconstancia en los propósitos, dificultad de trabajo en equipo.
+Pobres resultados académicos porque no se conoce el esfuerzo.
+Baja autonomía personal.
+Si además no hay afecto, muy bajo autoconcepto, buscará afecto en cualquier lugar, propensos a conductas desviadas.
+Aprendizajes al azar o retrasos en el mismo (no hay seguimiento).


Sobreprotector:
+Mínima tolerancia a la frustración, dificultad para la independencia, escaso autocontrol.

+Baja autoestima, alta dependencia del medio. Sacado del ambiente familiar es incapaz de defenderse por sus propios medios, se angustia ante las dificultades, se muestra inseguro.
+No valoración de las cosas, se lo han dado todo hecho. Egoísta e incapaz de agradecer porque ve como normal que los demás estén pendientes de él.

Asertivo:
+Alta autoestima, creatividad, autoconfianza.

+Capacidad para tomar decisiones, que al elegir siempre se pierde.
+Capacidad de relación y cooperación con los demás.


Fuente : Sicolog
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martes, 8 de septiembre de 2009

Tips para dormir a su bebé


¿Tienes problemas para acostar a dormir a tu bebé?

Si tienes problemas para dormir a tu bebé, aquí tienes una guía que te ayudará a que el bebé se relaje y puedas disfrutar de un poco de paz.

Pasos a seguir

#Juega con el bebé antes de que se duerma. De está forma será más fácil.
#Dale la oportunidad de comer o beber. Con el estómago lleno siempre cuesta menos dormir.
#Dale un baño templado. La mayoría de los bebés encuentran el agua tibia muy relajante. A algunos bebés les activa por lo que debes averiguar como le afecta a tu bebé el baño.
#Cambiale los pañales si es necesario. Si se siente molesto probablemente no pueda dormir.
#Viste al bebé adecuadamente para dormir. Asegúrate de que la ropa no esté ni demasiado caliente ni demasiado fría. Suele funcionar muy bien un pijama con forma de saco para las piernecitas.

Madres primerizas :Consejos para relajarse


Ahora que tiene un bebé, puede que sienta tensión adicional. Aunque sienta que requiere de más energía, usted puede encontrar la manera de relajarse.

Todos los días, debe dedicar 15 ó 20 minutos para relajarse. Lo primero que debe hacer es poner al bebé en un lugar seguro.

Identifique la parte del cuerpo que está tensa. Quizás sienta tensión en los músculos de los hombros o en los brazos o las piernas. Estire esa parte del cuerpo y relájela suavemente. Manténgala relajada mientras inhala y exhala. Estire y relaje cada parte del cuerpo.

martes, 1 de septiembre de 2009

El Suicidio en niños y adolescentes : mitos y falacias


• Hay ciertos cambios en la conducta de los menores que pueden indicar que está pensando en el suicidio:

• Aislamiento o cambios abruptos en su personalidad.

• Cambios en los hábitos de dormir o comer.

• Pérdida de interés en sus pasatiempos.

• Comportamiento rebelde o agresivo.

• Bajo rendimiento escolar.

• Poca tolerancia a elogios o premios.

• Alucinaciones o pensamientos extraños.

• Quejarse de que se siente una mala persona.

• La adolescencia es la población más propensa a intentar suicidarse debido a sus características, ya que son personas que frecuentemente tienen conflictos en sus relaciones interpersonales.

En general, esta vez sin diferenciar los tipos anteriormente expuestos, existen factores, denominados de riesgo que pueden dar indicios sobre la posibilidad de una conducta suicida en un individuo. Algunos de ellos son:

Ideación suicida: es el más importante indicador de suicidio, pues se refiere a la existencia misma de la idea.
Intentos previos: aumenta el riesgo de suicidios en un futuro.
Plan y método: entre más estructurado sea el plan y más peligroso el método, mayor es el riesgo.
Sexo: si bien los intentos de suicidio son más numeroso en mujeres, el 75% de los consumados corresponde a los hombres.
Edad: las tasas de suicidio van aumentando con la edad, aunque las tentativas en personas jóvenes.
Estado civil: está más presente en las personas viudas, solteras y separadas que entre las casadas.
Pérdidas recientes: muerte de familiares, desaparición de un miembro de la familia.
Trastornos psicopatológicos

Suicidio en la adolescencia
El suicidio entre los adolescentes ha tenido un aumento dramático en los años recientes, siendo la tercera causa de muerte más frecuente para los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, y la sexta causa de muerte para los de entre 5 y 14 años.
Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas sobre sí mismos, presión para lograr éxito, inquietudes financieras y otros miedos mientras van creciendo. Para algunos adolescentes, el divorcio, la formación de una nueva familia con padrastros y hermanastros, o las mudanzas a otras nuevas comunidades pueden perturbarlos e intensificarles las dudas acerca de sí mismos. En algunos casos, el suicidio aparenta ser una "solución."

La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Hay que reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones tanto en niños como en adolescentes y se debe desarrollar un plan de tratamiento. Cuando los padres sospechan que el niño o el joven puede tener un problema serio, un exámen psiquiátrico puede ser de gran ayuda.
Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión. Los padres deben de estar conscientes de las siguientes señales que pueden indicar que el adolescente está contemplando el suicidio. Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que si el joven presenta uno o más de estos síntomas, los padres tienen que hablar con su hijo sobre su preocupación y deben buscar ayuda profesional si los síntomas persisten.

•Cambios en los hábitos de dormir y de comer.
•Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales.
•Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el escaparse de la casa.
•Uso de drogas o del alcohol.
•Abandono poco usual en su apariencia personal.
•Cambios pronunciados en su personalidad.
•Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la calidad de su trabajo escolar.
•Quejas frecuentes de dolores físicos tales como los dolores de cabeza, de estómago y fatiga, que están por lo general asociados con el estado emocional del joven.
•Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones.
•Poca tolerancia de los elogios o los premios.
•El adolescente que está contemplando el suicidio también puede:
•Quejarse de ser "malo" o de sentirse "abominable."
•Lanzar indirectas como: "no les seguiré siendo un problema", "nada me importa", "para qué molestarse" o "no te veré otra vez."
•Poner en orden sus asuntos; por ejemplo, regalar sus posesiones favoritas, limpiar su cuarto, botar papeles o cosas importantes, etc.
•Ponerse muy contento después de un período de depresión.

Si el niño o adolescente dice, "Yo me quiero matar" o "Yo me voy a suicidar", hay que tomarlo muy en serio y hacer una consulta a un psiquiatra de niños y adolescentes o a otro médico para que evalúe la situación. A la gente no le gusta hablar de la muerte. Sin embargo, puede ser muy útil el preguntarle al joven si está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no ha de "ponerle ideas en la cabeza"; por el contrario, esto le indicará que hay alguien que se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas. Con la ayuda de la familia y con tratamiento profesional, los niños y adolescentes con tendencias suicidas se pueden recuperar y regresar a un camino más saludable de desarrollo.


Mitos y falacias sobre el suicidio
Por otra parte, las reacciones emocionales de las personas ante el conocimiento de un suicidio suelen pasar desde la estupefacción y sorpresa macabra hasta la consumación de otro suicidio. Así mismo, también se tiende a buscar culpables para poder dar una explicación lógica y aceptable a la muerte de alguien. En ese mismo sentido, también existen falsas creencias que podrían reconfirmar la actitud de negación y censura hacia el suicidio.

Los siguientes son algunos de los mitos existentes alrededor del suicidio y tal y como la evidencia lo señala, son más el desconocimiento y las falsas creencias las que prevalecen alrededor del tema (Wekstein, 1979; Davison & Neale, 1996).

1. Mito: Los que hablan sobre suicidio no lo llevan a cabo.
Hechos: De cada 10 personas que se suicidan, 8 habían advertido de forma clara sus intenciones suicidas.
2. Mito: El suicidio se produce sin previo aviso.
Hechos: Los estudios realizados muestran que las personas suicidas proporcionan muchos indicios y advertencias sobre sus intenciones suicidas.
3. Mito: Las personas suicidas están decididas a morir.
Hechos: La mayoría de las personas suicidas están indecisas entre vivir o morir; lo que hacen es apostar por la muerte dejando que sean los otros los que los salven. Casi nadie se suicida sin que los otros sepan cómo se sienten.
4. Mito: Una vez que una persona está en estado suicida ya lo estará siempre.
Hechos: Las personas que desean quitarse la vida están en estado suicida sólo por un tiempo.
5. Mito: La mejoría después de la crisis suicida viene a significar que el riesgo de suicidio se ha superado.
Hechos: Son muchos los suicidios cometidos al cabo de 3 meses de comenzada la mejoría, cuando la persona tiene la suficiente energía como para poner sus ideas y sentimientos mórbidos en práctica.
6. Mito: El suicidio es mucho más frecuente entre los ricos o, a la inversa, se presenta casi exclusivamente entre los pobres.
Hecho: El suicidio no es una enfermedad de ricos ni la maldición de los pobres. El suicidio está representado proporcionalmente en todos los niveles de la sociedad.
7. Mito: El suicidio se hereda o está en la familia.
Hecho: Es un patrón individual.
8. Mito: Todas las personas suicidas son enfermos mentales y el suicidio es casi siempre la actuación de una persona psicótica.
Hechos: Los estudios realizados sobre cientos de notas de verdaderos suicidios indican que, aunque la persona suicida es extremadamente infeliz y se halla alterada, no es necesariamente un enfermo mental. De hecho, hay evidencias de pensamiento racional y de estar en contacto con la realidad.
9. Mito: Ser miembro de un grupo religioso en particular, es un buen predictor de que la persona no considere el suicidio.
Hechos: Es un error creer que la fuerte prohibición que existe dentro de la religión católica, es un freno eficaz para evitar la actuación suicida de una persona. Además, que una persona se identifique con una religión particular no es una representación de sus creencias particulares.
10. Mito: El motivo del suicidio se puede establecer fácilmente.
Hechos: La verdad es que es muy difícil entender por qué una persona decide suicidarse. Por ejemplo, un revés en la situación económica precedido de la actuación suicida, no es una causa que explique fácilmente el suicidio.
11. Mito: Todos los que comente suicidio están deprimidos.
Hechos: Esta falacia radica en el hecho de que muchos de los signos de las actuaciones suicidas frustradas son ignorados porque la persona no actúa como si estuviera deprimida. Muchas de las personas que se suicidan no están deprimidas. De hecho, algunas personas se muestran calmadas y en paz consigo mismas.
12. Mito: Una persona con una enfermedad física terminal, no contempla la posibilidad del suicidio.
Hecho: Teniendo en cuenta las condiciones de padecimiento tanto físico como moral, propios o de los seres amados, el suicidio es una posibilidad que frecuentemente pueden contemplar, en miras de darle fin lo antes posible la sufrimiento, aun cuando la muerte se perciba como un hecho inminente.
13. Mito: El suicidio es influido por las estaciones del año, la latitud y las condiciones climatológicas en general o los días de la semana.
Hecho: No hay datos suficientes para sostener estas creencias
14. Mito: El suicidio es influido por factores cósmicos como las fases de la luna.
Hecho: No hay evidencias que confirmen lo anterior.
15. Mito: El suicidio es un evento aislado.
Hecho: Aun cuando existe un debate muy amplio en este sentido, se hace clara la conexión como factor desencadenante, sin que este factor pueda llamarse como tal la causa del suicidio.
16. Mito: Pensar en el suicidio es algo más bien raro.
Hecho: Estimaciones hechas sobre estudios hechos con muestras no clínicas, sugieren que la idea del suicidio esta presente desde un 40% hasta un 80% de la población. Esto significa que han pensado al menos una vez en la vida en la idea del suicidio.
17. Mito (especialmente presente entre terapeutas): Preguntarle a una persona sobre sus ideas de suicidio, especialmente si está deprimida, puede llevar a que la persona realice un intento, que no se hubiese dado si no se le hubiese preguntado.
Hecho: Un de los principales aprendizajes en la labor clínica, es indagar en profundidad sobre la ideación y su estructura. Además, el hacer la pregunta es conceder tácitamente un permiso a la persona para que hable sobre algo que puede considerar como un secreto inconfesable. De hecho, muchas personas se siente más aliviadas al poder exponer sus ideas sobre el suicidio.
18. Mito: Las personas que realizan intentos con medios de baja letalidad, no están considerando seriamente la idea de matarse.
Hecho: Aquí se confunde la letalidad con el intento. Algunas personas no están bien informadas sobre la letalidad del método que van a emplear, como puede ser la utilización de píldoras. El método empleado no necesariamente está en consonancia con la intención subyacente.
Fuente : Microcaos

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