viernes, 15 de mayo de 2009

Ahora que terminé la secundaria


Lo primero que tienes que reconocer es que estás en una etapa en que sientes muy claramente que estás dejando de ser adolescente y estás comenzando a ser adulto. Te falta aún un tiempo, pero estás en camino de salida de la adolescencia y de entrada a la adultez. Definitivamente, te sientes “mayor”, estás seguro de que puedes tomar decisiones buenas y que muchas veces tus padres no lo reconocen, no aceptas que te den “órdenes” y quieres que te escuchen, que tomen en cuenta tus opiniones, que se trabaje en la persuasión, no en la imposición, y prefieres negociar, ofreciendo algo de ti, no simplemente recibir.

Estas desarrollando mucho la iniciativa, prefieres el autocontrol al control de tus padres. Si has madurado bien, es posible que tengas ya una idea del arte de la autoevaluación, la autocrítica, sobretodo si has aprendido a observarte y estudiarte a ti mismo, si cultivas la autoconciencia.

Puedes volverte muy crítico de tus padres, intolerante ante sus defectos, sobretodo si es que predican algo y ¡no lo hacen!. Te fastidia si te dicen que no fumes y ellos fuman, que no tomes y ellos toman, que no vengas tarde y ellos trasnochan con frecuencia…

Nunca fue bueno que te digan: “lo haces porque te lo digo yo, te lo ordeno, y punto”. Y ahora menos. Eso de que “mamá sabe” o “papá sabe” ya no es verdad para ti. Definitivamente se acabó la aceptación incondicional de lo que papá o mamá opinen.

Ahora bien, entre tú y tus padres debe cultivarse una mejor comunicación que si no ha sido buena antes, ahora DEBE serlo. Comunicarse no significa “escúchame”. Tus padres no pueden esperar ahora que sólo los escuches, o simplemente que ellos te hagan preguntas y tú respondas. Y tú tampoco puedes esperar eso de ellos. Comunicarse significa intercambiar ideas, sentimientos, emociones, desde una actitud de mutuo respeto, con una disposición a escuchar, sin interpretar ni suponer nada acerca del otro. Ahora tú buscas que te traten como una persona madura, pero eso tienes que demostrar que es posible y no esperar que te reciban como adulto cuando recién estás ganándote ese status.


Muchas veces tus padres tendrán sentimientos, sensaciones, intuiciones, opiniones, diferentes a las tuyas y, si aprecias la seriedad, puedes esperar que ellos estén en contacto contigo y no pretendan que cambies. Igual ocurre contigo. No puedes ni debes esperar que tus padres cambien, si no ven ninguna razón para ello, y tienen muchos más años que tú siendo lo que son.
Tanto tú como ellos harían bien en reconocer sus estados de ánimo, sin pretender cambiarlos. “¿Estás triste, no?” o “¿Estás molesta, verdad?” , son mejores preguntas que “¿por qué estás triste?” o “¿por qué estás molesta?” . Eso también es muy válido con los buenos sentimientos: “¿Estás feliz, eh?” , que es una invitación a compartir las buenas experiencias.

Y en lugar de esperar explicaciones, es bueno reconocer los sentimientos propios y ajenos, y sus razones para existir. La actitud de una comunicación adulta debe reconocer y aceptar los estados de ánimo, sin exigir nada. Más adulto es decir: “si me necesitas, estoy acá”, “no tienes que hablar si no quieres hacerlo”. O, en todo caso, limitarse a decir: “acepto y respeto tu estado de ánimo, y reconozco que me afecta, pero no tienes que cambiar tu sentir por eso”.

Si te hablan acepta y respeta lo que te dicen, diles: “lo que me quieres decir es que…….” Y repite lo que dicen, tal vez de manera más clara aún, demostrando que los escuchas. Ojala tus padres sepan hacer lo mismo contigo.

Muchas veces digo a los padres “expresa tu opinión sólo si te la piden. Ni siquiera la ofrezcas, espera que te la pidan”, consciente de que tú quieres desarrollar tus propios criterios. Lo mismo puedo decirte a ti.

Les digo con frecuencia: “Ayúdales a entenderse, a reconocer que los pensamientos y sentimientos que tienen muchas veces son contradictorios. Puedes ayudarlos a tomar distancia diciéndoles “bueno, hay una parte tuya que piensa que…”, de tal manera que no se sientan prisioneros de sus propias creencias y hábitos”.
Lo sugiero así porque creo que en la medida que maduras hay “partes” tuyas que tienen diferentes opiniones sobre las cosas, dentro de ti mismo, y esas “partes” tienen que conversar y ponerse a prueba con la experiencia.
Dicen que la vida es muy corta como para darnos el lujo de no aprender de cabeza ajena, pero igual, la experiencia es insustituible.

Cuando las conversaciones con tus padres están signadas por los “por qué tal cosa”, seguidas de muchos “por tal razón”, indica que no hay una buena comunicación. No busques tantas explicaciones, si no quieres, que ellos hagan lo mismo contigo. Busca que las conversaciones sean confortables, agradables y que en ellas predomine la comunicación, no la crítica, ni las exigencias. No tratemos de que el mundo se ajuste a lo que creemos. Tus padres no lo creen igual, no lo ven igual. Que el intercambio no esté signado por el esfuerzo, relájate.

Muchas veces decimos respecto a nuestros hijos: “déjalos que desembuchen lo que sienten", “déjala que se descargue” y exponemos a nuestros hijos a descargas emocionales fuertes que no sólo pueden ser dolorosas sino hasta traumáticas.

Quiero concluir diciéndote que, en la medida que maduras, tus amores se van convirtiendo en amores en serio, muy en serio…. Poco a poco van a ir dejando de ser juegos adolescentes y van a surgir sentimientos muy fuertes y más estables. Eso lo vas a saber tú y tus padres necesitarán un tiempo para reconocerlo, aún cuando es algo que suelen desear mucho. No tienes que hacer ningún esfuerzo para demostrar lo que sientes, pero eso va a ir apareciendo y puede ser una fuente de un muy agradable contacto con tus padres…

Fuente : Sexo Salud

Bookmark and Share

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios hacen crecer este blog. Muchas gracias.