Dado el elevado número de separaciones entre parejas que se producen hoy en día, son muchos los niños afectados por esta situación. Esta situación ha dejado de ser excepcional para pasar a ser bastante habitual.
Además del shock emocional para los padres que supone una ruptura sentimental, éstos cargan con el miedo de cómo toda esa situación repercutirá en sus hijos.
Las consecuencias que sufre el hijo de padres separados estará más relacionado:
- con las desaveniencias familiares previas y asociadas a la separación
- y con el papel que hacen jugar al niño en la separación
más que con la propia separación.
Esto, junto con la edad y la madurez del propio niño condicionarán la forma cómo esta separación influirá en su desarrollo.
POSIBLES REACCIONES DEL NIÑO
- Reacción de ansiedad, e incluso angustia, durante el conflicto y tras la separación de los padres. Suelen sentir miedo.
- Lloran a menudo y esto les tranquiliza. Hay que acompañarles en ese momento, y favorecer esa expresión del dolor que sienten.
- Insisten una y otra vez en el deseo de que los padres vuelvan a estar juntos. Hasta que no aceptan que esto no es posible, se muestran muy tristes e infelices. Acabarán aceptando que esto no es más que una fantasía.
- Algunos se acuerdan del otro progenitor, cuando el que está con ellos les regaña; y desean tanto estar con el otro, que incluso pueden llegar a pensar en escaparse de casa. Llegan a idealizar más al otro progenitor, al ausente, pues sólo recuerda los buenos ratos pasados con éste.
- Probablemente, aparezcan trastornos en el sueño y en la alimentación
COMO INFLUYE LA EDAD Y MADUREZ DEL NIÑO
- Cuanto más pequeño es el niño, dispone de menos mecanismos para elaborar lo que está pasando. En consecuencia ,suelen aparecer manifestaciones de ello a través del cuerpo: molestias abdominales, vómitos, dolores de cabeza,...
- Cuando el niño es algo mayor puede sentirse la causa de dicha separación y, por tanto, sentir gran culpabilidad. Suelen aparecer depresiones con fases más agresivas, repercusiones en el rendimiento escolar, regresiones a edades anteriores (vuelven a surgir comportamientos anteriores, de más pequeños,...),...
- En niños ya más mayores, suele desarrollarse una hipermadurez en parte positiva, pero a la vez peligrosa que pretende sustituir al progenitor ausente.
MENSAJES CLAVES PARA RECORDAR AL NIÑO
- La decisión de separarse es exclusivamente de los padres. Ellos han tomado esta decisión porque creen que es lo mejor para todos los componentes de la familia. Los hijos no han tenido nada que ver en esta decisión.
- Los padres no se han separado porque el niño se haya portado mal, pues otras veces lo ha hecho y no ha ocurrido así.
- Resaltar al niño cuántas personas se preocupan por él (abuelos, amigos, profesores,...) y desean que sea feliz. Por tanto, ha de borrar ese miedo que siente a ser abandonado, a quedarse sólo. Cuenta con el cariño de más personas.
- Seguirá disponiendo de ambos padres, en todos los aspectos que él precise, aunque ya no vivan juntos.
- Siempre que le preocupe algo o se sienta mal, podrá hablar con los padres; ello le hará sentirse mejor.
- Aunque los padres se hayan separado, el niño puede igualmente amar y ser amado; no tiene por qué repetirse esa situación siempre.
- Los padres demuestran su amor de muy diversas maneras. Pero puedes sentir que tus padres te siguen queriendo si intentan estar contigo todo el tiempo que pueden, si te ayudan cuando lo necesitas y si te escuchan.
MENSAJES CLAVES PARA LOS PADRES
- No caer en la sobreprotección del hijo por pena; se le ha de seguir tratando como a un niño "normal" de su edad. Si no "no le ayudaremos a crecer", acabará comportándose de forma inmadura y más infantil de lo que le corresponde.
- Todas las personas tienen virtudes y defectos; también los padres. Hablar con el niño del otro progenitor con argumentos reales, sin caer en la ficción.
- Es preferible que, los días de encuentro, no se llenen excesivamente con actividades, pues si se ocupa el tiempo en hacer demasiadas cosas, no hay tiempo para charlar, comunicarse,...
- Los puntos más conflictivos de los padres tras la separación suelen ser: los hijos, el dinero y las nuevas relaciones. Intente ser objetivo y no intentar poner al hijo de su parte. Hay que intentar solucionar estas cuestiones, sin involucrar a los hijos.
- Es preferible para los niños, que vuelva a constituirse una familia compuesta por hombre y mujer, aunque uno de ellos no sea el verdadero progenitor; ello reparará los vínculos dañados, aunque requerirá tiempo la aceptación de esa nueva situación por parte de todos.
Fuente : Psicólogo infantil
Artículos interesantes y en lenguaje sencillo sobre psicología infantil y adolescente para brindar orientación a padres y/o profesionales. Creemos que : "Padres mejor informados, mejores padres"
sábado, 25 de julio de 2009
sábado, 18 de julio de 2009
Para orientar vocacionalmente a nuestros niños
Cada persona es única y desde que nace tiene una forma diferente de asimilar las experiencias, muestra un comportamiento distinto y tiene una manera singular de reaccionar frente a los estímulos.
Desde la más tierna infancia cada niño va expresando su modo de ser, sus gustos y sus preferencias; se relaciona selectivamente y aprende de sus experiencias, identificándose con las personas significativas de su entorno.
Las diferencias individuales se pueden observar entre hermanos, que aunque hayan sido criados de la misma manera son completamente distintos; porque cada uno de ellos se ha identificado en forma selectiva con quienes comparten su vida; de manera que sólo integran los rasgos de personalidad que les agradan y no incorporan los que les desagradan.
Los padres deberían ser los primeros orientadores vocacionales, detectando tanto las habilidades particulares como las aptitudes e intereses de sus hijos, y propiciando el desarrollo de sus facultades especiales.
La infancia es el mejor momento para descubrir vocaciones, porque un niño aún no está contaminado por la cultura ni ha desarrollado prejuicios que lo confundan.
El esquema corporal y la personalidad son dos indicadores importantes que contribuyen a la orientación vocacional desde la infancia, así como también el poder darse cuenta de cuáles son las experiencias que los hacen más felices.
El juego muestra los intereses de un niño. Aunque los juguetes suelen diferenciarse por sexo y por lo general son comunes a todos los chicos; es evidente que los niños seleccionan aquellos con los que les gusta jugar, descartando los que no les interesan y cuando juegan con ellos los emplean de distinta manera.
Los chicos que rompen sus juguetes, generalmente para ver que hay adentro, son curiosos y están demostrando una tendencia hacia la investigación y las tareas manuales. Otros niños los cuidan con esmero y llegan a conservarlos hasta que son mayores. En este caso es evidente que se trata de personas que pueden destacarse en tareas minuciosas, que exigen cuidado con los detalles como cualquier tarea científica o técnica que requiera precisión.
El juego es el aprendizaje de la vida, es el ensayo necesario para la vida adulta que muestra de una manera clara y sencilla la inclinación de una persona y sólo necesita dedicarle tiempo a la observación.
Incentivar el juego es también recomendable, como también es estimulante proponer a los chicos crear sus propios juegos con los materiales que ellos elijan.
No se trata de comprar juguetes caros, porque los niños tienen una gran capacidad simbólica y para ellos un bollo de trapos se puede convertir en una pelota, una lata en un instrumento de percusión o unos fideos en cuentas para un collar.
Los disfraces son también indicadores vocacionales, porque los niños también eligen de qué se quieren disfrazar y esa elección tampoco es casual.
Desde el jardín de infantes se deberían registrar los indicadores vocacionales de cada niño en función a las elecciones que hacen, los rincones que seleccionan para jugar y la forma en que se relacionan con los demás.
Desde la más tierna infancia cada niño va expresando su modo de ser, sus gustos y sus preferencias; se relaciona selectivamente y aprende de sus experiencias, identificándose con las personas significativas de su entorno.
Las diferencias individuales se pueden observar entre hermanos, que aunque hayan sido criados de la misma manera son completamente distintos; porque cada uno de ellos se ha identificado en forma selectiva con quienes comparten su vida; de manera que sólo integran los rasgos de personalidad que les agradan y no incorporan los que les desagradan.
Los padres deberían ser los primeros orientadores vocacionales, detectando tanto las habilidades particulares como las aptitudes e intereses de sus hijos, y propiciando el desarrollo de sus facultades especiales.
La infancia es el mejor momento para descubrir vocaciones, porque un niño aún no está contaminado por la cultura ni ha desarrollado prejuicios que lo confundan.
El esquema corporal y la personalidad son dos indicadores importantes que contribuyen a la orientación vocacional desde la infancia, así como también el poder darse cuenta de cuáles son las experiencias que los hacen más felices.
El juego muestra los intereses de un niño. Aunque los juguetes suelen diferenciarse por sexo y por lo general son comunes a todos los chicos; es evidente que los niños seleccionan aquellos con los que les gusta jugar, descartando los que no les interesan y cuando juegan con ellos los emplean de distinta manera.
Los chicos que rompen sus juguetes, generalmente para ver que hay adentro, son curiosos y están demostrando una tendencia hacia la investigación y las tareas manuales. Otros niños los cuidan con esmero y llegan a conservarlos hasta que son mayores. En este caso es evidente que se trata de personas que pueden destacarse en tareas minuciosas, que exigen cuidado con los detalles como cualquier tarea científica o técnica que requiera precisión.
El juego es el aprendizaje de la vida, es el ensayo necesario para la vida adulta que muestra de una manera clara y sencilla la inclinación de una persona y sólo necesita dedicarle tiempo a la observación.
Incentivar el juego es también recomendable, como también es estimulante proponer a los chicos crear sus propios juegos con los materiales que ellos elijan.
No se trata de comprar juguetes caros, porque los niños tienen una gran capacidad simbólica y para ellos un bollo de trapos se puede convertir en una pelota, una lata en un instrumento de percusión o unos fideos en cuentas para un collar.
Los disfraces son también indicadores vocacionales, porque los niños también eligen de qué se quieren disfrazar y esa elección tampoco es casual.
Desde el jardín de infantes se deberían registrar los indicadores vocacionales de cada niño en función a las elecciones que hacen, los rincones que seleccionan para jugar y la forma en que se relacionan con los demás.
domingo, 12 de julio de 2009
Adolescencia y sexo
A todos los padres les gusta pensar que sus hijos, ya sean varones o mujeres, siempre se comportarán apropiadamente y con responsabilidad y que no tendrán ninguna clase de relación sexual antes de cumplir los 21 años. Los padres que verdaderamenrte crean ésto seguramente se habrán olvidado lo que es ser un adolescente.
El primer encuentro sexual en la adolescencia puede ser crucial para el futuro, significa lanzarse por un camino nuevo y desconocido en la vida amorosa, horizonte en el cual es deseable que sea una experiencia bien planeada. Sin embargo no suele ser así, no te hagas muchas ilusiones porque la primera relación sexual no suele ocurrir en las mejores circunstancias. El sueño de un momento de felicidad se convierte en un instante de culpabilidad, dudas y miedos.
El primer encuentro sexual en la adolescencia puede ser crucial para el futuro, significa lanzarse por un camino nuevo y desconocido en la vida amorosa, horizonte en el cual es deseable que sea una experiencia bien planeada. Sin embargo no suele ser así, no te hagas muchas ilusiones porque la primera relación sexual no suele ocurrir en las mejores circunstancias. El sueño de un momento de felicidad se convierte en un instante de culpabilidad, dudas y miedos.
El problema de la primera vez no es hacer bien el amor, siempre las próximas veces será mejor porque la experiencia te dará alegrías futuras en el sexo. Al iniciar tu vida sexual tienes que saber para acabar con un embarazo indeseado o contrayendo una de las infecciones de transmisión sexual (ITS), incluido el mortífero VIH del SIDA.
La cabeza del adolescente está llena de mitos sobre el sexo causados por la falta de información, las presiones sociales y una educación temerosa de tocar temas sobre el ejercicio responsable de la sexualidad en los jóvenes.
La edad para tener sexo por primera vez en la adolescencia
No existe una edad establecida para la primera relación sexual. Sabemos que los adolescentes inician su vida sexual cada vez a edades más tempranas, inclusive entre los 13 y los 15 años de edad. En México, por ejemplo, la edad de la primera relación sexual es entre los 15 y 19 años. Vivir la primera experiencia sexual de manera exitosa requiere madurez y responsabilidad, y sobre todo, estar completamente seguro de que es el momento ideal y tu pareja sea la persona indicada.
La cabeza del adolescente está llena de mitos sobre el sexo causados por la falta de información, las presiones sociales y una educación temerosa de tocar temas sobre el ejercicio responsable de la sexualidad en los jóvenes.
La edad para tener sexo por primera vez en la adolescencia
Las relaciones sexuales significan responsabilidad compartida. Y la clave para llegar a la plenitud en el primer encuentro sexual es la información, orientación y educación. La vida íntima involucra a dos personas, y como tal, la pareja debe platicar, informarse y acercarse a un profesional en salud para aclarar dudas y temores.
Es importante tener presente que para ser responsable del cuidado de la vida de un bebé, primero es necesario ser responsable de uno mismo. Por ello, tanto el hombre como la mujer adolescente deben adoptar un método para la regulación de la fertilidad y así poder disfrutar con confianza de una sexualidad plena, satisfactoria y sobre todo, libre, responsable e informada que complemente su vida, desde la primera vez.
Más información :
El sexo adolescente se salta la seducción
lunes, 6 de julio de 2009
¿Es posible curar los ataques de pánico?
Sí, en la inmensa mayoría de los casos y con la ayuda y el tratamiento de un/a bueno/a profesional, es posible que una persona deje de sufrir ataques de pánico repetidos. Pero para ello, es importante acudir a un médico quién podrá confirmar la diagnóstica y recomendar una terapia adecuada para cada caso.
Los tratamientos actuales suelen consistir en terapias de tipo psicológico que nos ayudan a comprender que hay muchas personas que sufren lo mismo, que es una condición muy común, que no nos estamos volviendo locos, que no nos vamos a morir por esto. Se trata de lograr una reestructuración cognitiva, es decir, de cambiar la forma de pensar del paciente.
Una vez el paciente se sienta más positivo, optimista y realista ante su problema, el terapeúta le ayudará a identificar el "gatillo" que suele provocar sus ataques de pánico. Esto puede ser un pensamiento, una cierta situación, una cierta actividad o algo tan sútil como un pequeño cambio en el latido del corazón. Una vez que el paciente identifique qué, en su caso, actua como gatillo o detonante de un ataque, puede aprender a controlar las síntomas que vienen después.
La última fase del tratamiento suele centrarse en ayudar al paciente realizar aquellas actividades que evite por miedo a que le provoquen un ataque de pánico. Se trata de hacerle ver primero, que en realidad no siente miedo ante estas actividades en sí ( conducir, entrar en sitios con mucha gente, beber café, subir en un avión, hablar en público.....). En realidad tiene miedo a sufrir un ataque de pánico mientras las realice. Luego aprende que las síntomas de ansiedad que puede sentir al realizar estas actividades no tienen por qué convertirse en un ataque de pánico y que pueden ser controlados por el propio paciente. La terapia ayuda al paciente poco a poco a recobrar su confianza, a controlar las síntomas y a perder el miedo de sufrir un ataque y , como consecuencia, a realizar las actividades que antes evitaba con total normalidad. Suelen ser tratamientos muy graduales (nunca de golpe o forzados) que permitan al paciente recobrar paulatinamente la confianza en si mismo y perder las fobias adquiridas.
Técnicas de relajación pueden ayudarnos a "navegar" por un ataque de pánico, como si el paciente estuviese navegando un barco por las olas. Tanto técnicas de respiración como de visualización pueden ayudar a tener menos miedo durante un ataque, a lograr que sean más cortos e incluso a prevenir futuros ataques.
Algunas veces un médico recetará medicamentos antiansiolíticos o antidepresivos a personas que sufren un excesivo numero de ataques de pánico debido a un alto nivel de ansiedad. La homeopatía también puede ser una buena opción para aquellas personas que prefieren evitar los medicamentos fuertes.
Finalmente, puede ser útil compartir tus experiencias con otras personas que han experimentado un ataque o, en algunos casos, han aprendido a convivir con su ansiedad.
Fuente : Euroresidentes
Los tratamientos actuales suelen consistir en terapias de tipo psicológico que nos ayudan a comprender que hay muchas personas que sufren lo mismo, que es una condición muy común, que no nos estamos volviendo locos, que no nos vamos a morir por esto. Se trata de lograr una reestructuración cognitiva, es decir, de cambiar la forma de pensar del paciente.
Una vez el paciente se sienta más positivo, optimista y realista ante su problema, el terapeúta le ayudará a identificar el "gatillo" que suele provocar sus ataques de pánico. Esto puede ser un pensamiento, una cierta situación, una cierta actividad o algo tan sútil como un pequeño cambio en el latido del corazón. Una vez que el paciente identifique qué, en su caso, actua como gatillo o detonante de un ataque, puede aprender a controlar las síntomas que vienen después.
La última fase del tratamiento suele centrarse en ayudar al paciente realizar aquellas actividades que evite por miedo a que le provoquen un ataque de pánico. Se trata de hacerle ver primero, que en realidad no siente miedo ante estas actividades en sí ( conducir, entrar en sitios con mucha gente, beber café, subir en un avión, hablar en público.....). En realidad tiene miedo a sufrir un ataque de pánico mientras las realice. Luego aprende que las síntomas de ansiedad que puede sentir al realizar estas actividades no tienen por qué convertirse en un ataque de pánico y que pueden ser controlados por el propio paciente. La terapia ayuda al paciente poco a poco a recobrar su confianza, a controlar las síntomas y a perder el miedo de sufrir un ataque y , como consecuencia, a realizar las actividades que antes evitaba con total normalidad. Suelen ser tratamientos muy graduales (nunca de golpe o forzados) que permitan al paciente recobrar paulatinamente la confianza en si mismo y perder las fobias adquiridas.
Técnicas de relajación pueden ayudarnos a "navegar" por un ataque de pánico, como si el paciente estuviese navegando un barco por las olas. Tanto técnicas de respiración como de visualización pueden ayudar a tener menos miedo durante un ataque, a lograr que sean más cortos e incluso a prevenir futuros ataques.
Algunas veces un médico recetará medicamentos antiansiolíticos o antidepresivos a personas que sufren un excesivo numero de ataques de pánico debido a un alto nivel de ansiedad. La homeopatía también puede ser una buena opción para aquellas personas que prefieren evitar los medicamentos fuertes.
Finalmente, puede ser útil compartir tus experiencias con otras personas que han experimentado un ataque o, en algunos casos, han aprendido a convivir con su ansiedad.
Fuente : Euroresidentes
Suscribirse a:
Entradas (Atom)