Cuando los padres no enseñan a sus hijos a poner sus propios límites, a crecer y madurar, y los sobreprotegen demasiado, ellos se convierten en adultos desadaptados que, entre otras cosas, no saben tolerar la frustración.
Guiar a los hijos hacia su maduración no es un camino fácil, pues nadie ha enseñado a los padres a serlo, pero la pista se pone mucho más difícil cuando el padre o la madre son sobreprotectores.
El psiquiatra infanto juvenil, Patricio Fischman, explica que él llama a este tipo de progenitores padres que aman demasiado. "Es casi una especie de tortura el amor que sienten por sus hijos. Hacen POR ellos, en vez de CON ellos, que es lo correcto".
Asegura que este modelo de padres dan para satisfacer sus propias necesidades no cumplidas, más que estar atentos a las de sus hijos. Por ejemplo, si de adolescentes a ellos se les negaron los permisos, tienden a no ponerle límite a las salidas de sus hijos y así los malcrían o no los crían de manera adecuada.
En general, los hijos de este tipo de padres enfrentan grandes dificultades en sus relaciones interpersonales. Como siempre se les consideró sensacionales, se lo creyeron en serio y de adultos se desviven por contar con la aprobación de los demás.
Son personas sumamente responsables, explica el profesional, reflejo de cumplir siempre lo que los padres esperaban de ellos, pero no saben jugar ni trabajar en equipo, pues son muy individualistas, porque están acostumbradas a ser el centro de atención.
Aunque la responsabilidad es una preciada cualidad, en los "hijos de padres que aman demasiado" se exacerba y no son capaces de tolerar la frustración ni que algo les salga mal. "Siempre esperan ayuda mágica, porque 'son' especiales. Si no llega alguien a salvarlos se sienten muy disminuidos; temen equivocarse, porque se siguen creyendo reyes", dice Fischman.
Características propias de los niños son su gran rigidez y su baja tolerancia a la frustración; sin embargo, con el paso del tiempo y la educación de los padres se van superando. No es el caso de los adultos hijos de padres que aman demasiado que conservan estas particularidades muy marcadas. Además, casi siempre están ligados a lo intelectual y no saben expresar su emocionalidad.
Este tipo de padres invade a los hijos, quienes no aprender a ponerse límites propios, dependen de los otros en cuanto a aprobación o desaprobación, porque sus progenitores no les entregaron las armas para enfrentar al mundo de manera real. La mayoría de las veces se sienten superiores a todo el mundo y otras, al notar que no reciben la aprobación a la que están acostumbrados, se aíslan y se encierran en sí mismos.
Un padre excesivamente sobreprotector puede convertirse en un padre que ama demasiado y convertir a su hijo en un adulto no OK, como dicen los psicólogos. Es decir, al que se le dificulta mucho más tolerar los malos momentos o relacionarse con los demás.
Tomado de Punto Mujer Emol
Más información:
Padres que aman demasiado (Blog del Dr. Fernando Maestre)