Las infecciones del oído se presentan con más frecuencia mientras el invierno. Una infección del oído en sí misma no es contagiosa, pero en un grupo de niños puede propagarse un resfriado y hacer que algunos de ellos sufran este tipo de infecciones.
Método de tratamiento
Algunos de los objetivos al tratar las infecciones del oído son: aliviar el dolor y molestia, aliviar la infección y evitar complicaciones e infecciones recurrentes del oído. La gran parte de las infecciones del oído desaparecen por sí solas, sin necesidad de antibióticos y sin que se corra ningún riesgo. A menudo, todo lo que se necesita es tratar el dolor y molestia y dejar que el organismo se tome su tiempo para sanar por sí mismo.
Algunas de las recomendaciones son:
Aplicar agua tibia con compresas o con una botella.
Aplicar en los oídos gotas analgésicas óticas de venta libre.
Utilizar gotas óticas recetadas para aliviar el dolor y molestia.
ANTIBIÓTICOS
Algunas infecciones del oído deben ser tratadas con antibióticos para combatirlas y para evitar que empeoren. Esta situación es muy probable si el niño es menor de 2 años, si muestra estado febril, si se muestra enfermo (no solamente a causa del oído) o si no mejora después de 24 a 48 horas.
A pesar de esto, mientras varios años existió la tendencia a excederse en la prescripción de antibióticos, llevando a un incremento en la cantidad de bacterias que son resistentes a este tipo de medicamentos. Las pautas conjuntas de la Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics) y la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (American Academy of Family Physicians) apuntan al uso de antibióticos para el método de tratamiento de infecciones del oído en casos estrictamente necesarios. Si estos medicamentos parecen no funcionar entre las 48 y las 72 horas, se recomienda ponerse en contacto con un médico para que él considere la posibilidad de cambiar a un antibiótico más fuerte. Usualmente no se consigue ningún beneficio cuando se utilizan más de 2, o máximo 3, rondas de antibióticos apropiados.
CIRUGÍA
Si se detecta la presencia de líquido en el oído medio y la condición persiste, incluso cuando se ha hecho método de tratamiento con antibióticos, es probable que el médico recomiende una miringotomía (abrir quirúrgicamente el tímpano) para aliviar la presión y permitir que el líquido drene.
Este procedimiento puede involucrar la inserción de tubos de timpanostomía (usualmente denominados tubos del oído). Para efectuar este procedimiento se inserta en el tímpano un tubo diminuto, dejando abierto un pequeño orificio que permite la entrada del aire para que los líquidos puedan drenar bajando por la trompa de Eustaquio con más facilidad. La inserción del tubo de timpanostomía se realiza bajo anestesia general. Estos tubos usualmente se desprenden por sí mismos; de no ser así, el médico los puede retirar en su consultorio.
Si las adenoides están agrandadas, es probable que se deba considerar la realización de una extirpación quirúrgica, especialmente si se sufre de infecciones crónicas y recurrentes del oído. La extirpación de las amígdalas no parece socorrer al alivio de las infecciones del oído.
Complicaciones
Es en términos generale una infección de oído es una condición simple que no ofrece complicaciones. La gran parte de los niños despliegan una disminución auditiva menor y temporal mientras y justo después de una infección del oído, a causa del líquido que permanece en el interior. Aunque este líquido puede pasar inadvertido, la presencia de cualquier tipo de líquido en el oído por más de 8 a 12 semanas es motivo de preocupación. Los problemas de audición en los niños pueden hacer que se presente un retraso en el desarrollo del lenguaje. Asimismo, la disminución auditiva irrevocable es extremadamente rara, pero los riesgos aumentan cuando el niño sufre infecciones de oído con mucha frecuencia.
Casos que requieren ayuda médica
Se recomienda llamar al pediatra si:
El dolor y molestia, la estado febril o la irritabilidad no desaparecen entre 24 y 48 horas.
En un comienzo, el niño parece estar más enfermo de lo que supone una infección en el oído.
El niño muestra estado febril alta o dolor y molestia severo.
El dolor y molestia severo cesa de repente (esta situación puede ser indicio de ruptura timpánica)
Los síntomas empeoran
Aparecen nuevos síntomas, especialmente dolor y molestia en la cabeza severo, mareo, inflamación alrededor del oído o contracciones de los músculos de la cara.
Si se trata de un niño menor de 6 meses, se debe informar al médico inmediatamente si éste desarrolla estado febril, incluso si no muestra ningún otro tipo de síntomas.
Como evitarlo
El riesgo de que los niños sufran infecciones del oído se puede reducir poniendo en práctica los siguientes consejos:
Se recomienda lavar las manos y juguetes frecuentemente. Igualmente, el hecho de llevarlo a una guardería donde haya 6 niños o menos puede reducir los riesgos de contraer un resfriado o una infección similar y esto, a su vez, lleva a una menor frecuencia en las infecciones de oído.
Evitar el uso de biberones, especialmente en la guardería.
Amamantar al niño, ya que esto lo hace mucho menos propenso a las infecciones del oído. Si el niño es alimentado con biberón, se le debe sostener en posición de sentado y erguido.
No exponerlo a humo del tabaco indirectamente.
La vacuna neumocócica evita las infecciones por el entidad que más comúnmente ocasiona las infecciones agudas del oído y muchas infecciones respiratorias.
Algunas evidencias reflejan que el xilitol, un edulcorante natural, puede reducir las infecciones del oído.
No se debe abusar de los antibióticos.
Pronóstico
Las infecciones del oído son curables con método de tratamiento, aunque pueden recurrir y no son potencialmente mortales, pero pueden ser bastante dolorosas.