Existen una gran cantidad de afecciones relacionadas al desarrollo físico y motriz de los niños, entre las cuales las más frecuentes suelen aparecer durante los primeros años de vida de los pequeños. Estos trastornos pueden provocar futuros inconvenientes en la vida adulta si no son tratados en el momento adecuado.
Por otra parte, de acuerdo a la opinión de los especialistas, es importante detectar a tiempo algunos de estos trastornos que afectan al desarrollo psicomotriz del niño, e incluso en algunos casos puede limitar al pequeño en sus actividades físicas.
Pie Plano
Entre las afecciones más frecuentes en el ámbito ortopédico pediátrico, los especialistas aseguran que el pie plano suele ser uno de los trastornos más comunes. Básicamente, el pie plano se trata de una ausencia total o disminución del arco plantar, más conocido como puente.
Causas del pie plano
El arco del pie se desarrolla a lo largo de la primera década de la vida, no se nace con él. Todos los niños pequeños hasta alrededor de los cuatro a seis años tienen un pie plano que se considera normal porque sus pies aun no han evolucionado hacia el del adulto.
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Este trastorno, que en general suele presentarse en los niños apenas comienzan a desarrollar su capacidad para andar, puede llegar a desaparecer sin tratamiento, ya que en muchos casos los pequeños de entre 2 a 4 años de edad presentan en la planta de sus pies una almohadilla de grasa que al ocultar el puente crea la sensación de pie plano, aunque esta almohadilla adicional comienza a desaparecer por sí sola a partir de los 5 años de vida.
Dentro del trastorno, también existe un tipo denominado pie plano flexible, que por lo general suele tener causas congénitas. Este inconveniente en la planta de los pies, precisamente en el arco plantar no requiere tratamiento médico, aunque la mayoría de los especialistas recomienda hacer que el niño camine sin calzado por terrenos irregulares, preferentemente en césped o arena, con el fin de corregir más rápido el problema.
Según aseguran los expertos, el pie plano en los niños no requiere de ningún tipo de tratamiento especial durante su aparición en los primeros años de vida. Sólo debe realizar una terapia en los casos en que el pie plano provoque dolor o vuelva rígido el paso.
Pie Cavo
Se trata de la deformidad contraria a la anterior, es decir, un aumento del arco del pie. El apoyo de la planta del pie se va a realizar en menos zonas de las habituales. Con frecuencia se acompaña de una alteración del talón que se desplaza hacia dentro o en varo, al contrario también del pie plano, produciendo un mayor desgaste de la parte de fuera del tacón del zapato. Estos pies tienen una mayor elevación del empeine dando el aspecto de ser más cortos y los dedos pueden tener forma de "garra".
En el 80 por ciento de los casos el origen del pie cavo es familiar (hereditario). Existe la posibilidad de que esta alteración se produzca por una enfermedad neurológica, por lo que es vital que el especialista realice un diagnóstico. El pie cavo es bastante frecuente entre la población general, aunque en sus formas más leves. Estos casos de pie ligeramente cavo no tienen porqué recibir un tratamiento específico, siempre que no ocasionen molestias ni dificulten la marcha.
Síntomas de Pies cavos
Cuando la deformación es más acusada, pueden recrudecerse algunos síntomas con la edad:
- Dolor en las almohadillas de la planta de los dedos al apoyar (metatarsalgia)
- Dolor en el talón al apoyar (talalgia)
- Durezas dolorosas en las zonas de mayor apoyo (hiperqueratosis plantares)
- Dedos en garra (flexionados hacia dentro)
- Aparición de tendinitis
- Dificultad para calzarse
- Lumbalgias frecuentes
- Dificultad o cansancio extremo para permanecer de pie sin moverse.
Tratamientos
Si se acusan estos síntomas, el especialista determinará el tratamiento más adecuado, que puede ser con ejercicios específicos o calzado ortopédico (plantillas). En general, se recomienda el uso de zapatos cómodos, flexibles y anchos, sobre todo en la puntera, para permitir movilidad en los dedos. El tratamiento también puede ser quirúrgico en los casos más graves. Ramón Viladot, presidente de la Escuela del Pie de la Sociedad Española de Reumatología, recuerda que los pies cavos asintomáticos (no dolorosos o molestos) no deben tratarse con cirugía y, en todo caso, hay que esperar a que el pie crezca y se desarrolle completamente.
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