Diariamente, cientos de miles de adolescentes son víctimas de la intimidación. La intimidación es motivo de preocupación para muchos, no solamente los muchachos víctimas de ella. Pero, debido a que los padres, maestros y demás adultos no siempre pueden presenciarla, muchas veces no entienden hasta qué extremo puede llegar la intimidación.
La intimidación es algo serio
La intimidación ocurre cuando una persona es atormentada contínuamente por un individuo o grupo con más poder; ya sea por su fortaleza física o nivel social. Dos de los mayores motivos de la intimidación son la apariencia o el nivel social de la víctima. Los intimidadores atormentan a los niños que ellos estiman no encajan dentro de su grupo debido a su apariencia, comportamiento (por ejemplo los muchachos que son penosos o reservados), raza o religión, o porque los intimidadores piensan que la víctima puede ser homosexual.
Algunos intimidadores atacan a sus víctimas físicamente, o sea con empujones, trompadas, golpes, o hasta asalto sexual. Otros usan el control sicológico o los insultos verbales a fin de ponerse en control de la situación. Por ejemplo, las personas en grupos populares o pandillas frecuentemente intimidan a las personas que ellos categorizan como diferentes, excluyéndolos o chismeando acerca de ellos (intimidación sicológica). También pueden provocarlos o atormentarlos (intimidación verbal). La intimidación verbal también incluye el envio de mensajes cibernéticos crueles, o escribir insultos sobre la víctima en una página cibernética — prácticas que se conocen como ciberintimidación.
Uno de los aspectos más dolorosos de la intimidación es su inclemencia. Al parecer interminable, la víctima está atemorizada constantemente y en muchas ocasiones le afecta el trabajo escolar y la salud. Cuando Amber comenzó a tener dolores de estómago y diarrea, se le diagnosticó un trastorno digestivo llamado síndrome de colon irritable a consecuencia del estrés que tenía por haber sido intimidada mientras cursó el noveno grado. Mafooz pasaba las tardes hambriento y sin poder concentrarse en la clase porque tenía mucho miedo de ir a la cafeteria de la escuela a la hora del almuerzo.
Estudios muestran que las personas que son abusadas por sus compañeros están a riesgo de tener problemas de salud mental, como son la depresión y la ansiedad. También piensan más en el suicidio.
Los intimidadores también están a riesgo de tener problemas. La intimidación es una forma de violencia y frecuentemente tiene como resultado un comportamiento violento según crece el intimidador. No menos de uno en cuatro niños que fueron intimidadores en la escuela primaria tienen antecedentes criminales antes de cumplir los 30 años de edad. Algunos intimidadores adolescentes terminan siendo rechazados por sus compañeros y pierden amistades según crecen. Los intimidadores también fracasan en la escuela y no tienen una carrera, o las relaciones exitosas que otras personas disfrutan.
¿Quién intimida?
Tanto los muchachos como las muchachas pueden ser intimidadores. Los intimidadores pueden ser expansivos y agresivos. O, pueden aparentar ser reservados y tratar de manipular a los demás de manera sutil y engañosa, por ejemplo comenzando un rumor malicioso para ver el resultado.
Muchos intimidadores comparten características comunes. Les gusta dominar a los demás y solamente piensan en sí mismos. Frecuentemente carecen de sociabilidad y toman malas decisiones en su vida social.
Aunque la mayoría de los intimidadores piensan que son superiores y que tienen derecho a importunar a los demás, otros son inseguros. Hacen lucir mal a los demás para ellos lucir más interesantes y poderosos. Algunos intimidadores actúan de esa manera porque ellos han sido víctimas de intimidadores — tal vez en su propia familia hay un intimidador, como uno de sus padres o cualquier otro adulto. Algunos intimidadores tienen trastornos de personalidad que no les permite entender las emociones sociales normales, como la culpa, empatía, compasión o remordimiento.
¿Qué se puede hacer?
La mejor manera para que los niños más pequeños resuelvan el problema de la intimidación es diciéndoselo a un adulto. En el caso del adolescente, la decisión de decírselo a un adulto depende del tipo de intimidación. Cuando la intimidación amenaza tener como consecuencia el peligro físico o que la víctima sufra lesiones, es imperativo que lo reporte a un adulto. Numerosos estudiantes de segunda enseñanza han fallecido a consecuencia del acecho, amenazas y ataques que no reportaron, y este silencio permitió que el intimidador se volviera cada vez más violento. Los adultos en puestos de autoridad — padres, maestros, o entrenadores de deportes — frecuentemente buscan la manera de resolver los problemas graves de intimidación sin que el intimidador sepa que ellos tuvieron conocimiento de la situación.
Si te encuentras en una situación donde estás siendo intimidado de manera que la situación pueda volverse violenta físicamente, trata de evitar estar solo (y si tienes un amigo en esta situación, pasa el mayor tiempo posible acompañándolo). Trata de unirte a un grupo que camine de regreso a sus casas al terminar las clases junto con otras personas, o manteniéndote cerca de amigos o compañeros de clase durante los momentos en que la intimidación toma lugar.
A continuación algunas cosas que puedes hacer para combatir la intimidación sicológica y verbal. También son buenos consejos para compartir con un amigo y así demostrarle tu apoyo:
Ignora al intimidador y aléjate. Esto no significa que eres un cobarde — a veces es más difícil que perder la paciencia y enfadarte. Los intimidadores se entusiasman al ver las reacciones de sus víctimas, y al alejarte o ignorar los mensajes cibernéticos insultantes, le estás dejando saber que no te interesa. Más tarde o más temprano el intimidador se cansará de tratar de fastidiarte. Camina con tu cabeza alta. Esto le deja saber que no eres vulnerable.
No te enfades. ¿Quién no quiere enfadarse con un intimidador? Pero esa es la reacción que él o ella desea ver. Los intimidadores desean tener control sobre tus emociones. Si estás en una situación donde no puedes alejarte serenamente, trata de usar el humor — esto puede cogerlo de sorpresa. Resuelve tu enfado de otras maneras — por ejemplo haciendo ejercicio.
No uses fuerza física. Cualquiera que sea la manera en que decidas hacerle frente al intimidador, no uses fuerza física (como patear, golpear o empujar). Así solamente estás mostrándole tu enfado, y no sabes cuál será su reacción.
Habla acerca del problema. Conversar con un consejero escolar, maestro, o amigo te dará el apoyo que necesitas. Así también puedes desahogar los temores y frustraciones que se acumulan cuando estás siendo intimidado.
Busca tus amigos (verdaderos). Si te han estado intimidando con rumores o chismes maliciosos, puedes usar cualquiera de los consejos anteriores (especialmente ignorar y no reaccionar). Pero llévalo un paso más allá para aliviar tus sentimientos de agravio y aislamiento. Busca uno o dos amigos verdaderos y confíales que el chisme te ha ofendido. Aclara la situación, diciéndoles en confidencia que lo que han dicho de tí no es verdad. Cuando un amigo te dice "Yo sé que el rumor no es verdad. No le presté atención" te darás cuenta que la mayor parte del tiempo las personas ven el chisme como lo que es — despreciable, grosero e inmaduro.
¿Y si tú eres el intimidador?
Todos hemos tenido que enfrentarnos a situaciones y emociones difíciles. Algunas personas, cuando sienten estrés, enfado o frustraciones, atormentan a otros para escapar de sus problemas y dejar de pensar en ellos. Algunos intimidadores han tenido una experiencia directa con la intimidación. Tal vez les han puesto apodos, los han despreciado o en sus familias ha sido normal usar fuerza física con ellos. Cualquiera que sea el motivo, el intimidador no tiene excusa.
Si encuentras difícil resistir la tentación de intimidar, habla con alquien a quien tú admires. Trata de pensar cómo se sienten las personas cuando las fastidias o insultas. Si no puedes logarlo por tu cuenta propia (como en el caso de muchos intimidadores), pide a alguien que te ayude a ponerte en el lugar de la otra persona.
La intimidación tiene una reacción contraproducente, y todos, aún los intimidadores, se sienten infelices. Las personas pueden sentirse intimidadas por ellos, pero nadie los respeta. Si te gustaría que los demás vieran tus virtudes y tu carácter — y que te miren como un líder — busca la manera de usar tu poder de una manera positiva, en vez de usarlo para despreciar a otros.
¿Deseas realmente que los demás piensen que eres rudo, abusivo y malicioso? Nunca es tarde para cambiar, aunque parezca difícil al principio. Pídele a un adulto a quien respetes que te aconseje y ayude a cambiar.
Cómo parar la intimidación en las escuelas
Si el ambiente en tu escuela promueve la intimidación, trabaja para efectuar un cambio. Por ejemplo, tal vez hayan lugares donde los intimidadores acosan a los demás, como son las escaleras o los patios que no están a la vista del personal. Ya que mucha de la intimidación toma lugar en la presencia de los compañeros (el intimidador quiere ser reconocido y sentirse poderoso), buscar la ayuda de amigos o de un grupo de compañeros es una buena manera de efectuar el cambio y mantenerse firme ante los intimidadores.
Déjale saber al intimidador que su comportamiento es inaceptable y que esa no es manera de tratar a los demás.
Esto funciona bien dentro de grupos, como por ejemplo cuando ves que un miembro de tu grupo ha comenzado a fastidiar o esquivar a otro.
La mayoría de las personas no se deciden a hablar porque puede ser difícil. Hay que tener confianza en uno mismo para mantenerse firme ante un intimidador — especialmente si el o ella es uno de los líderes del grupo. Lo más probable es que los demás estudiantes que presencian la intimidación se sientan tan mal como tú, aunque no lo digan. Tal vez piensen que no son tan populares como para expresar su posición, o piensen que son vulnerables y que el intimidador se volverá en contra de ellos. Mantenerse callados (aún cuando no les guste la actitud del intimidador), es una manera de distanciarse de la víctima. Cuando eso sucede, el alcance de la intimidación es aún mayor, pues no solamente el intimidador está intimidando a una persona, sino a varios miembros del grupo. Cuando una persona habla en contra del intimidador, sucede todo lo contrario. Permite que los demás ofrezcan su apoyo y afirmen su posición también.
Otra manera de combatir la intimidación es incorporándose al programa escolar en contra de la violencia. Si tu escuela no tiene uno, comiénzalo tu.
Repasado por: D'Arcy Lyness, PhD
Fuente : Kidshealth