A menudo los niños sanos pasan por momentos en los que tienen dificultades para estar quietos, controlar sus impulsos o afrontar la frustración. El Manual Estadístico y de Diagnóstico IV (DSM-IV) todavía requiere que, para diagnosticar una enfermedad bipolar en niños, se reúnan los criterios diagnósticos para adultos. Hasta el momento no existen criterios separados para el diagnóstico en niños.
Algunos comportamientos del niño, sin embargo, deben ponernos en alerta:
ira o rabietas destructivas que continúan después de los cuatro años
hablar de querer morir o suicidarse
tratar de saltar desde un coche en movimiento
Para ilustrar lo difícil que es utilizar el DSM-IV para diagnosticar niños, el manual dice que un episodio hipomaníaco requiere un "claro periodo de humor persistentemente elevado, expansivo o irritable, que dure al menos cuatro días". Sin embargo, hasta el 70 % de niños con esta enfermedad tiene cambios en el humor y la energía varias veces al día.
Ya que no está previsto que el DSM-IV se revise en un futuro inmediato, a menudo los expertos utilizan algunos criterios DSM-IV al igual que otras medidas. Por ejemplo, un equipo de investigadores de la Universidad de Washington (St. Louis, MO) utiliza una entrevista estructurada para diagnóstico llamada Wash U KIDDIE-SADS, que es más sensible a los períodos cíclicos rápidos observados normalmente en niños con trastorno bipolar.
En qué difiere la enfermedad bipolar de otras enfermedades?
Incluso cuando el comportamiento de un niño es claramente anormal, el diagnóstico correcto sigue siendo un reto. La enfermedad bipolar a menudo se acompaña de síntomas de otras enfermedades psiquiátricas. En algunos niños, el tratamiento adecuado de la enfermedad bipolar mejora los síntomas problemáticos que se creían debidos a otro diagnóstico. En otros niños, la enfermedad bipolar podría explicar sólo una parte de un caso más complejo que incluirían factores neurológicos, de desarrollo, etc.
Los diagnósticos que enmascaran o a veces tienen lugar al mismo tiempo que el trastorno bipolar incluyen:
depresión
trastorno de la conducta (TC)
trastorno oposicional-desafiante (TOD)
trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
trastorno de pánico
trastorno de ansiedad generalizada
trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
síndrome de Tourette
trastorno explosivo intermitente
trastorno reactivo del vínculo
Algunos comportamientos del niño, sin embargo, deben ponernos en alerta:
ira o rabietas destructivas que continúan después de los cuatro años
hablar de querer morir o suicidarse
tratar de saltar desde un coche en movimiento
Para ilustrar lo difícil que es utilizar el DSM-IV para diagnosticar niños, el manual dice que un episodio hipomaníaco requiere un "claro periodo de humor persistentemente elevado, expansivo o irritable, que dure al menos cuatro días". Sin embargo, hasta el 70 % de niños con esta enfermedad tiene cambios en el humor y la energía varias veces al día.
Ya que no está previsto que el DSM-IV se revise en un futuro inmediato, a menudo los expertos utilizan algunos criterios DSM-IV al igual que otras medidas. Por ejemplo, un equipo de investigadores de la Universidad de Washington (St. Louis, MO) utiliza una entrevista estructurada para diagnóstico llamada Wash U KIDDIE-SADS, que es más sensible a los períodos cíclicos rápidos observados normalmente en niños con trastorno bipolar.
En qué difiere la enfermedad bipolar de otras enfermedades?
Incluso cuando el comportamiento de un niño es claramente anormal, el diagnóstico correcto sigue siendo un reto. La enfermedad bipolar a menudo se acompaña de síntomas de otras enfermedades psiquiátricas. En algunos niños, el tratamiento adecuado de la enfermedad bipolar mejora los síntomas problemáticos que se creían debidos a otro diagnóstico. En otros niños, la enfermedad bipolar podría explicar sólo una parte de un caso más complejo que incluirían factores neurológicos, de desarrollo, etc.
Los diagnósticos que enmascaran o a veces tienen lugar al mismo tiempo que el trastorno bipolar incluyen:
depresión
trastorno de la conducta (TC)
trastorno oposicional-desafiante (TOD)
trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
trastorno de pánico
trastorno de ansiedad generalizada
trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
síndrome de Tourette
trastorno explosivo intermitente
trastorno reactivo del vínculo
En adolescentes, la enfermedad bipolar a menudo se maldiagnostica como:
trastorno de personalidad límite
trastorno por estrés postraumático
esquizofrenia
trastorno de personalidad límite
trastorno por estrés postraumático
esquizofrenia
La necesidad de un diagnóstico temprano y adecuado
Desgraciadamente, después de que los primeros síntomas aparezcan en niños, a menudo pasan años hasta que el tratamiento comienza, si es que comienza. Mientras tanto, el trastorno empeora y el funcionamiento del niño en casa, en el colegio, en la comunidad empeora progresivamente.
Debemos subrayar la importancia de un diagnóstico temprano y adecuado. Los resultados de una enfermedad bipolar no tratada o tratada inadecuadamente pueden incluir:
un aumento innecesario de comportamientos y síntomas que lleven a la expulsión del colegio, el internamiento en un centro residencial de tratamiento, la hospitalización en un hospital psiquiátrico o la encarcelación en el sistema juvenil de justicia.
el desarrollo de trastornos de la personalidad tales como narcisista, antisocial y de personalidad límite.
un empeoramiento de la enfermedad bipolar debido a la medicación incorrecta.
abuso de drogas, accidentes y suicidio.
el desarrollo de trastornos de la personalidad tales como narcisista, antisocial y de personalidad límite.
un empeoramiento de la enfermedad bipolar debido a la medicación incorrecta.
abuso de drogas, accidentes y suicidio.
Es importante recordar que un diagnóstico no es un hecho científico claro. Es una opinión informada basada en el comportamiento del niño durante un tiempo, lo que sabemos de la historia familiar del niño, la respuesta del niño a las medicaciones, su desarrollo, el estado actual del a conocimiento científico y la formación y experiencia del médico que hace el diagnóstico. Estos factores (y el diagnóstico) pueden cambiar cuando hay más información disponible. Profesionales competentes pueden no estar de acuerdo en qué diagnóstico se ajusta mejor al individuo. Sin embargo, el diagnóstico es importante, ya que guía las decisiones de tratamiento y permite a la familia poner un nombre al problema que afecta a su niño. El diagnóstico puede dar respuestas a algunas preguntas pero abre otras que son incontestables en el momento actual del conocimiento científico.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?
Los padres preocupados por la conducta de su hijo, especialmente actos, amenazas o ideas suicidas, deben llevar inmediatamente a su hijo para que le evalue un profesional experto en los síntomas y el tratamiento temprano de la enfermedad bipolar.
Por ahora no hay analíticas de sangre o escáner cerebral que puedan establecer el diagnóstico de la enfermedad bipolar.
Los padres que sospechan que su hijo tiene un enfermedad bipolar (o cualquier enfermedad psiquiátrica) deben tomar notas diarias acerca del humor de su hijo, su conducta, los patrones de sueño, acontecimientos inusuales y afirmaciones del niño que preocupen a sus padres. Compartan estas notas con el médico que le evalúa y con el médico que finalmente trate a su hijo. Algunos padres mandan una copia de sus notas por fax o e-mail al doctor antes de cada cita.
Ya que los niños con enfermedad bipolar pueden ser encantandores y carismáticos durante una consulta, pueden, inicialmente, parecer que están bien de cara a un profesional. Por ello, una buena evaluación dura por lo menos dos citas e incluye una detallada historia familiar.
Encontrar al doctor adecuado
Si es posible, debe ser un psiquiatra infantil titulado el que diagnostique y trate a su hijo. Un psiquiatra infantil es un doctor que ha completado dos a cuatro años de residencia en psiquiatría del adulto y dos años adicionales de programa fellowship en psiquiatría infantil y adolescente. Desgraciadamente, hay una gran escasez de psiquiatras infantiles y pocos tienen la experiencia extensiva en el tratamiento del trastorno bipolar de comienzo temprano.
Los hospitales universitarios afiliados con facultades de medicina acreditadas son, a menudo, buenos lugares para comenzar a buscar un psiquiatra infantil con experiencia. Puede también preguntar al pediatra de su hijo como referencia. Consulte el Directorio CABF de Miembros Profesionales para ver los nombres de doctores en su area geográfica. También puede enviarnos una nota a profrelations@bpkids.org para averiguar si CABF conoce de otros doctores cerca de donde vive.
Si su comunidad no tiene un psiquiatra infantil con experiencia en trastornos del humor, entonces busque un psiquiatra de adultos que tenga: 1) experiencia amplia en trastornos del humor y 2) experiencia en tratar niños y adolescentes.
Otros especialistas que podrían ayudarle, al menos con una evaluación inicial, incluyen neuropediatras. Los neurólogos tienen experiencia con medicaciones anticonvulsivas a menudo utilizadas para el tratamiento de trastornos bipolares juveniles. Los pediatras que consultan con psicofarmacólogos pueden también ofrecer un cuidado competente si un psiquiatra infantil no está disponible.
Algunas familias llevan sus hijos a médicos conocidos nacionalmente en hospitales universitarios para el diagnóstico y estabilización. Estos expertos después devuelven al paciente a los profesionales locales para el manejo médico del tratamiento la psicoterápico del niño. Los profesionales locales consultan con el experto cuando lo necesitan.
Los padres experimentados recomiendan que busque un médico que:
tenga conocimientos acerca de los trastornos del humor, tenga una amplia experiencia en psicofarmacología y esté puesto al día en la investigación de este campo.
sepa que no tiene todas las respuestas y agradezca información descubierta por los padres.
explique los temas médicos claramente, escuche bien, y responda a las llamadas pronto.
se ofrezca para trabajar estrechamente con los padres y valore su resultado.
tenga una buena relación con el niño.
comprenda lo traumático que es una hospitalización para el niño y los padres, y se mantenga en contacto con la familia durante este periodo.
Abogue por el niño ante las compañías proveedoras de seguro médico (managed care companies) cuando sea necesario.
Abogue por el niño ante el colegio o la escuela para asegurarse de que el niño reciba los servicios apropiados para sus necesidades educacionales.
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